El acoso laboral o mobbing está de moda. Lo fundamental es saber diferenciar lo que es acoso o una mala relación laboral.
La diferencia es capital ya que el acoso laboral conlleva un daño psicológico, así como una indemnización por daños y perjuicios y la mala relación laboral es algo reprobable pero sin indemnización alguna y sin la tutela de nuestros tribunales.
Una definición que desde Laboristo consideramos acertada para delimitar que es acoso es la que ofrece Cavas Martínez que dice: el acoso moral es equivalente a comportamientos, actos o conductas llevados a cabo por una o varias personas en el entorno laboral que, de forma persistente en el tiempo, tiene como objetivo intimidar, apocar, amilanar y consumir emocionalmente e intelectualmente a la víctima, con vistas a forzar su salida de la organización o a satisfacer la necesidad patológica de agredir, controlar y destruir que suele presentar el hostigador como medio de reafirmación personal.
Intencionalidad y sistemática reiteración de la presión (Leymann lo concreta en una vez por semana durante al menos seis meses) son requisitos para poder hablar de acoso moral en el trabajo.
En cambio, no toda conducta o tensión en el ámbito laboral es acoso. Por ejemplo, no sería acoso lo siguiente:
El conflicto laboral derivado de intereses profesionales con superiores u otros compañeros.
Agotamiento o estrés profesional derivado de la competitividad en la empresa, horarios poco flexibles, precariedad en los salarios o falta de estabilidad empresarial.
Un esporádico o aislado maltrato profesional, aunque sea totalmente reprochable.
Lo que se discute en muchos juicios de acoso laboral es que si lo que se produjo o produce en la empresa contra el trabajador/a es acoso o simplemente una mala relación laboral. Por ello, es fundamental ser capaz de describir con detalle todas las acciones a las que como trabajadores nos hemos visto afectados, aunque esto no resulte fácil.
Como apunte final, en la década de los 80 el profesor sueco Heinz Leymann, publicó el inventario que identificaba las conductas morales que tenía que soportar el individuo sometido a acoso psicológico. El inventario recoge cinco conductas que, reproducidas con frecuencia, pueden llegar a hacer enfermar psicológicamente a una persona.
Es muy provechoso que la supuesta víctima de acoso moral en el trabajo realice este test, ya que sirve de ayuda para recordar la presión psicológica sufrida, así como para saber si realmente es objeto de acoso laboral o no lo es. Este test es una excelente herramienta para enfocar y delimitar el problema.
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